martes, 8 de enero de 2013

La JOAC pone el broche a la navidad con música

La carpa no estuvo a la altura de Beethoven


El pasado viernes tuvo lugar el acto que clausuraba de manera oficial las actividades llevadas a cabo en la Carpa de navidad de la Plaza de la Constitución, dentro de la primera edición del proyecto del Ayto. de Camargo para dinaminzar su centro urbano en el periodo de fiestas. Con el concierto de la JOAC, Joven Orquesta Autónoma de Cantabria, se ponía fin a la programación diseñada por la Cámara municipal, destinada a promocionar el ocio y la cultura entre los vecinos camargueses y visitantes. Aunque al día siguiente, fuera del programa, la carpa de Maliaño acogería a los Reyes al finalizar la Cabalgata. Aquí lo que nos ocupa no son los Reyes, sino la JOAC.

Después de que en verano se frustrase el encuentro que tenía prevista la joven orquesta con sus miembros de Asturias en La Vidriera, este acabó teniendo lugar en septiembre y en Pola de Siero (Asturias). Con la espina clavada de no haber podido llevar a cabo la reunión en Cantabria, se pospuso hasta estas navidades, cuando por fin, se han reunido todos, incluido el habitual director invitado de la JOAC, D. Hugo Carrio Avella.

Director de orquesta y pianista español, compagina su labor en Venezuela dentro de la FESNOJIV, la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, con colaboraciones en la Escuela Internacional de la Fundación Príncipe de Asturias. Con su participación en la JOAC transmite las enseñanzas sobre orquestas jóvenes aprendidas en Venzuela, que nacen del "sembrador de ilusiones", músico y pedagogo, José Antonio Abreu.

Para concluir estos intensos días de ensayos y convivencia, el broche lo pusieron dos actuaciones, la referida en estas líneas y otra en Pola de Siero, al día siguiente. Estos conciertos se dirigen a mostrar sus progresos, que no son pocos, además de acercar la música académica a todos, para que no se convierta en reducto de élites. Por el interés de hacer música, lo que les gusta, y compartirla. Además son una orquesta joven, con integrantes que cursan tanto estudios medios como superiores, los que han decidido fundar este colectivo que arrancó con su actividad en el verano de 2010. Así intentan sacar adelante, con trabajo e ilusión, un proyecto pionero en Cantabria que conjuga afición y profesionalidad.

El programa interpretado el pasado 4 de enero fue el siguiente:


Piratas del Caribe (banda sonora), Klaus Badelt.



Sinfonía Nº 5, L.V. Beethoven.

     I. Allegro
     II. Andante con moto
     III. Allegro
     IV. Allegro

Danza Bacchanale, Saint-Saëns.

Conga de Fuego, Arturo Márquez.

Danzón Nº 2, Arturo Márquez.

Mambos (popurrí), Pérez Prado.



Notas al concierto

Las siguientes notas son obra, y gracia, de un inepto en la materia, pero que se afana por comprender algo más cada día.

Dentro de su repertorio eligieron para el concierto en la carpa de navidad, de la que hablaremos luego, interesantes piezas festivas y grandilocuentes, con un claro guiño a Latinoamérica con obras de Arturo Márquez y Pérez Prados. Vamos, un "pedazo de programa" si a eso le sumas la 5ª de Beethoven y la Danza Bacchanale de Saint-Saëns.

Comenzaron con un repaso a lo largo de la banda sonora de Piratas del Caribe, de Klaus Badelt, con el habitual director de la formación D. César Vinagrero, a la batuta y encargado de los arreglos. Este enganche más accesible permitió atraer, a las primeras de cambio, la atención del público. Al mismo tiempo que sirvió para presentar al director habitual, César Vinagrero, que cedería el puesto a la dirección al ya mencionado Hugo Carrio el resto de la velada.


La Sinfonía Nº 5 de Beethoven o el mal avenido matrimonio del contenido y continente


Después del arranque en clave de banda sonora, más habitual en sus inicios, ejecutaron la exuberante Sinfonía Nº 5 de Beethoven, una de las composiciones más populares del alemán. Ahora es cuando toca hablar de la carpa, el continente no estaba a la altura del contenido. Una elegante orquesta dando lo máximo, el violonchelista en primera línea de batalla, sentado al borde de la silla. Otro violonchelo venido del otro lado del charco, la concertino cargando sobre sí la tensión que reconduce en su violín. Las cuerdas fastuosas y la réplica inquietante de los vientos. Cuello de cisne de violinista, que abraza para fundirse a cuatro cuerdas en las que echa raíces, con un arco de mediador entre corazón y cerebro. Eso, por un lado: es el contenido.

El continente es una carpa que, al margen de la acústica de por sí justisisísima incluye niños llorones y madres irrespetuosas, pandereta navideña de mocoso a hombros de su padre, también irrespetuoso, algún que otro petardo, partidillos de fútbol... ruido al fin y al cabo. Porque es inaudito que la intensidad que gana la JOAC, intentando eludir las distracciones, la culmine el chasquido de un petardo lanzado por el mongolo de turno. "No lo he visto en mi vida, con los años que tengo", comenta una con edad para poder hacer comentarios.


Gratis y en la plaza del pueblo


Todo esto, ejecutado por quienes quieren elevar el nivel en la región, en el apartado musical, y dotar de profesionalidad a este páramo, menos páramo desde su aparición y la posterior creación de la JOSCAN,  que nutre sus programaciones con lo que se hace fuera. En definitiva, un lucha constante, en un ejercicio de concentración frustrado por el ruido. Tacones que levantan zapatos negros, como los trajes y vestidos de los 60 músicos sobre un escenario inapropiado. Porque ponerlo al alcance de todos también supone un riesgo. Gratis y en la plaza del pueblo, es un experimento que esta vez -sobretodo referido a la Quinta de Beethoven- no salió bien.

Pero calló Ludwig van, tras un final abrupto, sin aplausos, y la música siguió. La música debe continuar. Apostar por lo que se cree, por este intento, a veces más acertado que otras, que se propone la voluntariosa JOAC, de abarcar al máximo de gente posible siendo exigentes en el criterio musical.

La pasión y el engaño en Sansón y Dalila, ópera de Saint-Saëns, vive un punto álgido en el banquete en el que celebran su captura, después de haber cortado la cabellera del nazareno. Así la Danza Bacchanale es la alegría, la seducción de bailes de celebración después de haber bebido hasta el hartazgo. Castañuelas de celebración y vientos juguetones, encantados, el oboe introduciendo la escena de jolgorio. Así el ruido quedó, por fin, en un segundo plano.


Repertorio latinoamericano: Arturo Márquez y Pérez Prado, con Hugo Carrio Avella en la dirección


Se pasó a la última parte del concierto con un repertorio latinoamericano, compuesto por la Conga del Fuego y Danzón Nº 2, ambas de Arturo Márquez. Festivas y de inspiración popular, son perfectas para acercarlas al público. Fiesta, sin más, se llama el álbum de la Deutsche Grammophon que recoge estas composiciones, interpretadas por la OSSBV, Orquesta Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela, agrupación inscrita en el FESNOJIV, donde trabaja Hugo Carrio Avella. No creo que sea casualidad.

Ya con el público entregado se terminó con un popurrí de mambos del "Rey del mambo", Pérez Prado, adaptados a orquesta para la ocasión. Así acabaron casi dos horas de concierto, cerrando también la navidad, con la música más fina, pero también con carácter festivo en la plaza, al alcance de todos, gratis. La próxima oportunidad para disfrutar de la JOAC en el CASYC a finales de mes, fecha aún por confirmar.

Para más información Web de la JOAC

Y para los curiosos algunos vídeos que valen más que mis mil y pico palabras.


Sinfonía Nº 5 de Beethoven.



Sansón y Dalila, acto III, Bacancal, de Saint-Saëns.


Conga del fuego, Arturo Márquez.


Danzón Nº 2, Arturo Márquez, interpretado por la JOAC.


Mambo Nº8, Pérez Prado.

Gracias a Leyre Izaguirre, integrante fundadora, secretaria y oboe de la JOAC. Por ponerme en la pista de proyecto apasionado por la música nacido en Cantabria y por darme las indicaciones para sacar unas palabras de un arte, de momento, desconocido para un servidor.

Texto: Juan P. Torres.
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jueves, 3 de enero de 2013

Hendrik Röver & The Pilgrim Rose, acoustic jamboree

No es una crónica, es un concierto relatado

Planteamiento, en primera persona:

Un diálogo interior solitario fluye, no puedo pensar en nada más y pasa al papel. Luego lo transformo en lo que ahora estás viendo en tu pantalla. Perdóname las licencias, se trata de un experimento, un artefacto periodístico de inspiración literaria.


Desarrollo, en segunda persona:

Te recibe Rudy al llegar. Te acomodas en un sofá en primera fila, sentado en un trono, sin documentos previos, lo único que puedes hacer es aprovechar el lugar de excepción, frente al espectáculo de magia folk, country, bluegrass que se intuye. Con las fábricas de fondo.

Ojos abiertos, escuchando. También pensando, el grifo de la ocurrencia y la imaginación lo controla un servil escribidor, abajo firmante, que siempre lo deja abierto. Ojos abiertos, escuchando, la memoria, cuando se habla de sensibilidad, está sobrevalorada. Todavía no hace falta que sepas nada. Tampoco esperes nada que ya sepas.

Nunca has visto tantas patillas, las de Aitor de Soul Gestapo están como testigos. No solo las hay de ese modelo, alargadas pero sin aspecto mullido. Las hay de todos los modelos habidos y por haber. Pablo Z. es más de barba y lleva una chupa vaquera. Muchas guitarras solas esperando recostadas, acompañadas por demás instrumentos, sus sureños congéneres, en la tarima elevadas veinte centímetros del suelo. Hendrik Röver, el rey de La Cambolita, toca a dos bolos por año, casi seguros, estampado en paramecios. Ya te he dado un nombre, te doy el otro, The Pilgrim Rose, y empezamos.

"Más que un concierto, una reunión de amigos que nos gustan las mismas canciones. Y vamos a tocarlas para ustedes", te susurra a ti, sentado en un sofá en primera fila, el hermano ficticio de Hank. El lugar privilegiado le transfiere esa magia que empieza con cinco hombres juntos en el escenario. No es un concierto de Pilgrim Rose seguido de la actuación de H. Röver. Siente la magia. Es única. "Solo se ve la magia cuando tú también la sientes". Y ahora la sientes.

Te presento a los cinco músicos: el Tupé 'Zamorano' calza una guitarra y pone voz, H. Röver, con zapatos de cowboy, tacón de madera y recubiertos en serpiente, además de combo seis cuerdas-voz, sorprende con el dobro y deja asomar un banjo en una canción fugaz. El Barba, que acaba por quitarse la chaqueta hacia la mitad, nunca deja el bajo eléctrico Lakland. El Bigote no para: del violín desenchufado, también utilizado como percusión, a la mandolina, también sin amplificar y a la batería: bombo Remo, caja, plato, charles. Además de los coros. El quinteto de cuerdas lo completa el Naufrago  perdido en una isla durante mucho tiempo, está de vuelta ex profeso para tocar. Queda encargado de una guitarra acústica Tanglewood que ruge poco, al igual que el banjo, desenchufado y que asaltado con más confianza ganaría en quilates.

Pero el público es respetuoso, deja el silencio que se necesita, porque sabía a lo que iba ¡Chapó, por ellos! 

A las primeras de cambio se arrancan con God's own singer para transportarte de seguido en El tren de las 3:10. Con ganas de volver a Casa, encuentras que está abandonada. Pero sigue teniendo su mismo encanto, y te quedas viendo las calles en las que fuiste feliz, pero está rota la mosquitera y las ventanas están clavadas. Gran tema. "Ahora no voy a querer tocar solo", te confiesa el líder de Los Deltonos con una sonrisilla que dejan entrever sus dientes, pequeños, de pillo.


God's own singer (Burrito deluxe, 1970),The Flying Burrito Brothers.- JUAN P. TORRES


Casa abandonada (No temáis por mí, 2010), Hendrik Röver.- JUAN P. TORRES

Suena un clásico bluegrass de estrofas sumadas hasta que la Irlanda de tus antepasados y el superávit de gramíneas te hacen llorar. Un bourbon, que todo lo cura, y se digiere la canción hiperbólica de rock de raíces americano que suena en Gajano. Tocan Like a hungry yearning de los Pilgrim con Hendrik sin pedal steel, pero con dobro, interesante decisión.


Like a hungry yearning (Brighter days will come, 2012), The Pilgrim Rose.- JUAN P. TORRES

El Tupé recuerda aquel Vestido naranja "que llevaba cuando se fue de casa". Ya nadie lo recuerda ahora, tú menos, porque eres pájaro sobrevolando como un pájaro migratorio los Apalaches. Los versos de poeta cuentan Mentiras, que arrancan el aplauso cómplice cuando para enlazar los brazos falta alcohol en vena. Incluido un requiebro del genio de Muriedas, manos y oídos de GuitarTown, para esquivar el despiste.

Repostamos con el Gasoil de Los Deltonos aunque las manos tengan el olor a chocolatinas de gasolineras de vías secundarias. Sólo allí se respira calma y tranquilidad. Pero cerrada La caja de los truenos y lavadas las manos (en este fin de semana sin respiro, con los Pilgrim viniendo de Oviedo, también entonados) vuelves a ver vacas del otro lado del parabrisas. Si suena un ritmo bluesero también se acepta.

El listón está alto, pero No more weakness, debilidades las justas. Desde Gijón, que esto no es América, en sol mayor, ven la apuesta y van a por un sitio en tu memoria. Tú decidirás si lo merecen. No se lo hubieran creído hace tres o cuatro años, cuando empezaron a tocar, pero cuando, hace uno, fueron a grabar con Hendrik tocaron el timbre del paraíso y se les abrieron sus puertas de parar en par... Un estudio hecho con pasión, como la programación de La Cambolita, como se deben hacer las cosas.

El dobro haciendo magia, surfeando en metal las cuerdas tensas de plata y suspendidas. Acople, aparte. Un villancico, otro trago, que no el último, porque después de una despedida "volando", la promesa de que "después de unas cervezas, alguna queda" se cumple. Se suben otra vez. Ya no quedan pizzas. 

Fueron con otro "clásico de ayer y hoy". Desde Kentucky a Gajano, con las fábricas de fondo, refinando el gasoil que pudiste escuchar el viernes en el Black bird pero que no hace falta ahora que huele a pastos de heno. El Naufrago ya no tiene plectros en las manos, enseñando sus dedos desnudos, escrofulosos, resultado de la dieta a la que se ha visto forzado en el exilio insular. No todos se han dado cuenta de que rasga al natural, pero él se confiesa ante Hendrik en directo con una sonrisilla cómplice, sin entrever los dientes que tapan su barba y su bigote.

"Todos habéis visto esta película", anuncia Röver.  Vuelve la melancolía sin electricidad, que no llega al pajar donde ensayan. Dos voces principales y coros de el Bigote. Cantan como los colibrís americanos, pájaro mosca de pico largo y débil, agita las alas, sin saber como es posible que sea cierto.

Ahora suena una canción que les gusta tocar, porque creen en el ateísmo. La vida cristiana dedicada al encargado de Cutura en la región, bajo la jurisdicción a su vez del prelado opusdeisiano, por apellido Serna. Con casi todos los clavos clavados en su ataúd, dejamos descansar al inmortal, más que un esqueleto. Es memorable la amplitud de las palmadas de ovación. 

Recuerda, todo el rato has estado sentado en un sofá, en un trono en primera fila. "Como en el salón de casa pero en guay", dice la madre a los niños embelesados por el rock de las raíces de América.

Vista su obsesión con los trenes, el de Reinosa, por ejemplo, le piden "otra express". Así incitan al maestro y sus secuaces, de vuelta con la batería: bombo remo, caja, plato, charles; que remata en estruendo después de haber jugado a ser invisible. Bestial.


Desenlace, en primera persona:

El mejor músico cántabro que he visto, con séquito de excepción. "Experiencia única". Si no me crees, que mi opinión se quede sola, en el lugar donde se alumbró este discurso. En algún sitio ha de quedar. Pero si, de veras, tu no lo ves así, haz como él dice. Déjalo.


30 de diciembre de 2012.


PD: Relato escrito escuchando, principalmente, Sweetheart of Rodeo.